- Señorito Manuel -señala malhumorado- recuerde que a Don Vicente
no le gusta que nadie...
- ...ande por el resto de la casa -dice
Manuel cortando la frase del mayordomo-.
- Muy bien, si me necesitan estaré limpiando
los dormitorios de la Primera planta -Brown se aleja de vosotros
refunfuñando. Sube las Escaleras con un ritmo lento y pesado-.
Fernando
se acerca a Manuel y le susurra algo al oído. Éste asiente con la cabeza y se
dirige a vosotros.
- Soy Manuel Pérez, sobrino de Vicente Casas
Pérez, dueño de esta casa -hace una pausa para respirar, está sin aliento-. Siento no haberme
presentado antes, pero era muy importante entrar cuanto antes en la casa, mi
tío puede volver de un momento a otro. Fernando y yo somos compañeros de clase y fui yo el que le animó a que avisase a eso que llamáis "El Club" para resolver
esta historia que nos trae locos a todos.
- Antes de nada, ¿conoces bien la casa?
-preguntáis-.
- La verdad es que no -responde contrariado-. Aunque Brown cree que
sí, sólo he estado aquí dos veces, y únicamente he podido entrar en las
habitaciones de la Planta baja. En este sobre he guardado un dibujo de lo que recuerdo -os lo entrega-.
- ¿Pero que estamos buscando exactamente? -le gritáis impacientes mientras le miráis fijamente a los ojos-.
- De vez en cuando se oyen ruidos de llantos,
otras veces de gente cantando y, siempre que ocurre esto, gritos y portazos
continuos -un escalofrío os recorre el cuerpo-. Yo no me encontraba en la casa
cuando todo esto pasaba, pero sí he escuchado los ruidos desde la carretera.
Algunos vecinos del pueblo creen que puede ser el fantasma del único hijo que ha
tenido mi tío y, que sin saber cómo, desapareció. Otros que éste se ha vuelto
loco y se dedica a hacer ruidos extraños para alejar a la gente. Yo no sé qué
decir...
Os quedáis pensativos. La explicación que os
ha dado Fernando coincide en su mayoría con la de Manuel. Pero en toda esta
historia hay un pequeño problema: vosotros no creéis en fantasmas. Habrá que
pensar que la segunda versión es la que puede ser cierta. Incluso cabría la
posibilidad de que Brown esté planeando algo para aprovecharse de Don Vicente. A esto habría que añadir que Fernando y Manuel no os acaban de convencer del todo.
¿Quién sabe?...
- Sin conocer cuál es la distribución del resto de la casa es muy difícil aventurarse a investigar, nos descubrirían fácilmente -comentáis mirando la escalera de reojo-. Otra cosa, Brown, el mayordomo, ¿es de fiar?
- No mucho, aparentemente es muy fiel a mi
tío. Éste lo trajo de Inglaterra en uno de los viajes que hacía antes de que
desapareciera mi primo.
- Habrá que registrar todas las habitaciones
buscando alguna pista.
- Nosotros recorreremos el resto de la
casa tratando de dibujar lo que desconocemos. Fernando, tú bajarás al Sótano. Yo subiré a la Primera planta y al Desván.
Dos chicos solos se esconden más fácilmente que un grupo -os miráis, y aunque
no os guste el plan, porque os deja fuera, no tenéis más remedio que darle la
razón-.
- Vosotros podéis esperar en la Biblioteca,
allí estaréis a salvo -os abre la puerta-. Nos vemos después en la Escalera
-la señala mientras se van corriendo y desaparecen. Antes de entrar, y sin que nadie os vea,
escondéis detrás de una maceta una pequeña cámara de vídeo que traíais en la
mochila. Después abrís la puerta de la Biblioteca-.
Entráis en la