BIBLIOTECA - PRIMERA PARTE


- Recapitulemos todo lo que sabemos hasta ahora... -comenta uno de vosotros-. Manuel Pérez, el sobrino de Don Vicente Casas Pérez, le pide a su compañero de clase y socio del "Club Sherlock Holmes", Fernando, que pida ayuda para resolver el misterio de La Casa Azul. Parece ser que de vez en cuando se escuchan una serie de ruidos que asustan a la gente del pueblo. Ellos nos traen hasta aquí y después desaparecen.
- Corregidme si me equivoco -dice otro-, hasta ahora como protagonistas de esta historia tenemos al dueño de la casa, un hombre difícil; a un mayordomo inglés, Brown, que aparentemente es muy fiel a éste; y a los dos chicos que nos ayudan: el sobrino del dueño y un compañero suyo de clase, supuesto socio del Club, que puede que no sean de fiar. Cuatro posibles sospechosos.
- No os olvidéis -afirma un tercero- de los tipos de ruido que hasta ahora se han escuchado: ruidos de llantos, de gente cantando y, siempre que ocurre esto, de gritos y portazos continuos.

Os quedáis pensativos mientras observáis la Biblioteca. Impresionante. Libros por todas partes. De arriba abajo, de derecha a izquierda, en las mesas, en las estanterías, en el suelo, todo el espacio de la sala está lleno de libros.
¿Qué hacer?, ¿por dónde empezar? ¿Podéis fiaros de Manuel y Fernando? ¿Llegará Don Vicente antes de tiempo? ¿Será él el causante de todos los problemas? ¿Se convertirá Brown en un estorbo? Cuántos interrogantes...

- ¡Ejem!..., ¿os puedo ayudar? -oís una voz pero no veis el cuerpo. Os asustáis-.
- ¿Quién habla?
- Soy Vicente Casas Vázquez, hijo de Vicente Casas Pérez, dueño de esta casa...
- ¡Un momento! –os miráis y comentáis entre vosotros-, el hijo de Don Vicente desapareció hace algunos años. Entonces...
- ¡Sí!, soy un fantasma -grita desesperado-.
- Nosotros no creemos en fantasmas... -le explicáis muy convencidos-.
- A mí eso me da igual, digáis lo que digáis estoy seguro de lo que soy, y yo soy un fantasma. Y si queréis saber lo que está pasando os encontráis ante el único que os puede ayudar.
- ¡Dios! -exclamáis mientras una imagen transparente aparece ante vosotros. Un escalofrío os recorre el cuerpo-.
- Voy a decirlo sólo una vez y no quiero interrupciones -el tono de voz os hace sentir violentos-. Yo tengo la información que necesitáis, si queréis que os la dé, tendréis que hacer algo por mí.
Aceptáis. Para que continúe debéis jugar a: