SALÓN DE ENTRADA - PRIMERA PARTE


Habéis entrado en un salón muy oscuro, tanto, que tardáis un poco en acostumbrar vuestros ojos a la escasa luz. Poco a poco empezáis a distinguir los objetos y las figuras. Las paredes están cubiertas de cabezas de animales disecados, de cuadros en los que sólo se distingue el rostro y de grandes telas negras que cuelgan del techo. Nada que ver el aspecto tenebroso del interior de la casa con el color azul de su fachada.
- Señorito Manuel, ¿desea que les acompañe en el recorrido por las salas? -comenta Brown desde el centro del salón-.
- No hace falta gracias, ya me apaño yo -responde Manuel nervioso-.

Si queréis que el mayordomo se marche debéis jugar a: